"El emprendedor se caracteriza por su intrínseca propensión al riesgo".
Recientemente se me hizo la pregunta utilizando esta afirmación y se me hizo necesario ampliar al respecto, aclarando hacerlo desde donde me compete aportar y por la experiencia que el ámbito me proporcionó en más de una década. Comparto lo expuesto:
Expliqué ayer que esta afirmación vienen desde el aporte
que la PSICOLOGÍA hace a la actividad, tal como lo hace a todo el ámbito de la administración y el comportamiento de las personas en el desempeño de las organizaciones. Sólo, si lo contextualizamos por su origen, es posible que podamos comprenderlo y, llegado el caso, aceptarlo, asumiendo que de ese modo es, al menos en parte, limitado.
Tal afirmación surgió de los recurrentes análisis hechos
a la actividad emprendedora en los que el foco de la atención estaba en:
"La PERSONALIDAD empresarial".
Al abordar el aspecto "personalidad", la citada disciplina lo hizo, obviamente a nivel de individuo y la herramienta que para ello utilizaban, con muy pocas
alternativas válidas por entonces, era el modelo de "Los cinco
grandes", entre ellos:"Apertura a la experiencia (apertura al
cambio)".
Este modelo, en su escala de valoración posible, daba al emprendedor como "propenso
a tomar riesgos", en oposición a la menor apertura a asumir riesgos que otros - no emprendedores - manifiestan, al menos para aquellos ocasionales observadores.
Esto fue así y se difundió mundialmente durante mucho
tiempo, quizás o suficiente para perdurar hasta nuestros días. Particularmente, creo que incluso tuvo más penetración en el consciente colectivo que el descargo en boca de un consolidado emprendedor y de los catedráticos que posteriormente realizaron sus aportes al respecto. A saber:
Un conocido y exitoso innovador y empresario, que, a lo
largo de veinte años, había convertido en un sustancial negocio mundial una innovación
basada en un proceso, al que se lo invitó a exponer en un simposio
universitario en el que expusieron varios psicólogos que trataba la "Personalidad
empresarial", dijo a su tiempo:
“Estoy confundido con sus ponencias. Creo conocer tantos
innovadores y empresarios exitosos como cualquier otro, comenzando conmigo
mismo. Y nunca he conocido una ‘personalidad empresarial’. Todos los
triunfadores que conozco tienen una sola cosa en común: no son ‘propensos a
correr riesgos´. Tratan de definir los riesgos que tienen que tomar y
minimizarlos tanto como les es posible. Si no fuera así, ninguno de nosotros
hubiera triunfado”*.
Más tarde, un conocido autor, también presente en aquella conferencia, expresó:
"Esto concuerda
con mi propia experiencia. Yo también conozco a muchos empresarios exitosos y
ninguno de ellos tiene “una propensión a correr riesgos.
En la vida real, la
mayoría de los innovadores 'exitosos' son personas opacas, y mucho más
propensos a dedicar horas enteras a proyecciones de flujo de caja que a
lanzarse a “buscar riesgos”. Su enfoque no está en el riesgo, sino en la
oportunidad”.
Finalmente, y tras
años de actividad comprobable dedicada al emprendedorismo, elijo pensar y
cuando es propio transmitir que, como pasó con el liderazgo, el modelo de los
cinco grandes sólo fue útil para caracterizaciones de la personalidad mientras
no hubo otro instrumento a mano.
Dadas su limitaciones, personalmente tengo la impresión que parcializó significativamente la
interpretación de quienes hicieron uso de él, especialmente si arribaron a conclusiones sin recabar la interpretación que los mismos sujetos de la muestra - emprendedores - se permitían en base a sus respectivas experiencias (considerando los desvíos que esto pudiera acarrear).
Es de esperar, como el tiempo demuestra, que quienes sucedieron a
aquellos usuarios circunstanciales, sin más análisis e información quedaron
atrapados por las limitaciones del modelo y a la fecha sostienen aquella interpretación parcial y reñida, según lo explicitado previamente:
"El emprendedor se caracteriza por la persona que asume riesgos".
Por tiempo he estudiado y admirado, incluso localmente, el accionar de emprendedores 'exitosos' (no incluyo en la muestra a quienes ocasionalmente encontraron la "Exit" - salida -). Tengo la suerte de tratar con
algunos con relativa frecuencia y de haber aportado a sus causas, desde donde
me compete en pocos de estos casos.
Así, lo que tal estudio y admiración me ha permitido comprobar es que
ninguno de ellos es propenso al riesgo, o improvisa alegremente el más mínimo detalle.
Por el contrario, ante muchos de ellos he quedado absorto por su capacidad de encontrar puntos de vistas de lo
más inverosímiles para agregar un grado más de análisis a la OPORTUNIDAD que
han puesto sobre la mesa para tratar.
Sólo así, asumen la inevitable cuota marginal de riesgo que si les compete pero, que no por ello se les puede atribuir como principal característica de su personalidad es desmedro de facultades analíticas y de producción de alternativas que frecuentemente supera con creces lo que tradicionalmente imaginamos por ingenio.
Al fin de cuentas, si acaso te encuentras entre los que emprenden, posiblemente la somera explicación precedente te ayude:
- a potenciar tu enfoque en la OPORTUNIDAD, sirviéndote del análisis de riesgo para validarla;
- a hacerte algo más permeable a los aportes que otras disciplinas hacen a la calidad de la administración de cualquiera sea la organización humana que te ocupe; ya que seas el emprendedor o que trates con ellos (intra-entrepreneurship**) en la institución empresaria o social que administras.
* Innovation and etrepreneurship
** Considera la generación de nuevas actividades y negocios en las instituciones ya constituidas.
*** La imagen es propiedad de:
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