“El miedo llamó a la puerta, la confianza abrió y afuera no
había nadie”.
Proverbio chino.
¡AVISO!
Entre el MIEDO y la CONFIANZA ha de mediar la PRUDENCIA, que para que no sea paralizante requiere de la información para dar lugar a decisiones en un mayor marco de certidumbre.
¿Qué dejó el primer trimestre?
Hay un clima marcadamente enrarecido,
particularmente en dos estratos claves de la clase media, y es que motivos no
le faltan.
Si se piensa que estos no entiende de idealizaciones pero se fundan
en realizaciones tangibles, concretas, que para el caso son cada vez menos
posibles con una retracción superior al 14% del ingreso a hogares y la caída
aproximada al 11% del poder adquisitivo desde 2018, con sus consecuentes
impactos en el consumo de bienes durables, ralentiza la economía al grado de
malhumorar incluso al menos perceptivo.
Así, la clase media alta [entre el 15% y 25%
de la Población Económicamente Activa (PEA)], como consecuencia, al menos en
parte, de la resistencia natural del hombre a verse limitado o tener que
relegar conquistas inherentes a necesidades básicas como seguridad o
alimentación (bajando de calidades/segundas marcas); renunciar a beneficios
como asistencia de salud privada u otros servicios domésticos; postergar
proyectos de inversión, renovación o mantenimiento del patrimonio; retroceder
en alguna conquista social como reuniones sociales, vestimenta, calzado; e
incluso en sus deseos de auto-realización, por cuanto a viajes,
pos-titulaciones, etc.
En el extremo inferior de este estrato, para
la clase media baja, las restricciones y preocupaciones se perciben con mayor
énfasis en necesidades básicas, como sustento de la familia, vivienda
(especialmente en quienes alquilan), o la pertinencia a su calificación social
extremadamente emparentada con la precariedad laboral y su dignidad por el
trabajo.
Poco cuenta ya la clase media típica, que
sometida por semejante coyuntura peligra en extinguirse polarizada entre los
dos extremos antes citados.
¿Qué trae segundo trimestre?
Primeramente, trae tendencias marcadas derivadas de la conducta de una clase
media total, que ronda entonces el 50% de la PEA en aspectos como:
- ahorro energético, y
- vuelco a segundas marcas, hasta calidades apenas por encima del mínimo aceptable, en gran parte de los rubros relacionados con las economías domésticas.
También hay un núcleo
concreto de expectativas en
torno a “que comience a bajar la Inflación”, el regreso del circulante y valor
de la moneda, más acceso y mejores condiciones del crédito y, aliviar el
estreñimiento hacia el consumo, estabilidad del dólar y, recupero de empleos.
Cambios en materia económica se avizoran: actualización
salarial, un amesetamiento inflacionario, estímulos al consumo público/privado
(Acuerdos y mercadotecnia mediante); más la coincidencia de sólidos economistas
de una expansión cercana al 1,5%, con expectativas de duplicarse en el tercer
trimestre, fundamentada en ya la certeza de cosecha record, los avances de Vaca
Muerta, el sostenido avance en inversión pública, mayores exportaciones y una
sucesión marcada de crecimiento en la construcción privada.
¿Qué hacer en tu empresa o negocio?
Mi recomendación
habitual es “Administrar mirando por
la ventana”, en alusión a que sin lectura del macro y micro contexto,
no hay margen de maniobra posible. Sin embargo, tamaña generalización no vale
para las acciones propias a cada tamaño, ni tampoco en alusión al sector que te
involucre, ya que se trate de bienes durables, de consumo, o servicios.
Mientras que la empresa
mediana y grande pueden con un marco contextual así focalizare en los acuerdos
(exposiciones, ferias, precios cuidados, free day, mercados, etc.); no podrán
desatender el marcado descenso del consumo de primeras marcas (cercano al 15%).
Recuperar una posición es significativamente más caro que mantenerla; un lujo
que pocos se pueden permitir en marcos contextuales deprimidos y hambrienta
competencia.
Las micro y pequeñas,
más negocios que empresas, tendrán que focalizar sus esfuerzos en su
mercadotécnia, tanto estratégica como táctica, su capacidad innovadora y,
finalmente, también en los acuerdos. Combos, descuentos de ocasión, regalos, y
otras acciones promocionales, no bastarán sin el acompañamiento de mezclas
comunicacionales consistentes, que incluso no serán sostenibles sin
innovaciones que estimulen expectativas y compras recurrentes.
En cualquier caso “Dar para recibir” parece ser la
consigna, en un marco de apatía y descontento de un mercado que ya no sólo
desconfía de la derruida clase política sino que, además, responsabiliza y
juzga, a veces con argumentos sólidos, las conductas empresariales.
Las cartas, al menos
de una primera mano, están echadas; y todo parece indicar que una vez más, el
juego será para el mejor postor.
Claro resulta entonces que no
lloverá mucho más que sopa; como lo es también que mejor provecho tendrás
evitando improvisar con un tenedor y dándote margen a elegir una cuchara con la
que recoger lo más que puedas.
¡Actualizá tu plan de negocios, y asegurá el
progresivo control sobre los hechos y circunstancias!
Aprendizaje: “Quien
falla al planear, planea fracasar”, lo que en una coyuntura como la descripta hace poco feliz permitirse el lujo de la improvisación.
(Acceso al AUDIO con Resumen Ejecutivo).
Fuentes: Indicadores
macro y micro económicos, prensa especializada, puesta en común de consultoras y
testeo local.
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