La misma circunstancia que quiebra a una empresa estática, hace próspera a la empresa dinámica.
HUBO UNA FRASE DISPARADORA
Un colega* publicaba
recientemente en su perfil de Instagram la siguiente reflexión:
“La misma agua hirviendo que suaviza una papa endurece un huevo”.
Al mismo tiempo, añadía a su
texto,
“Se trata de qué estás hecho. No de las CIRCUNSTANCIAS”.
Y, a decir verdad, me pareció
superlativamente ilustrativo para aportar un enfoque diferente a quienes
recurrentemente encuentran en las circunstancias la excusa inmediata para no
prosperar, pudiéndose valer de ellas para hacerlo.
A LOS HECHOS
¡Qué el dólar!, ¡Qué el país!, ¡Qué los competidores!, ¡Qué ahora con esto de la globalización!, ¡Qué cuando todo mejore!, ¡Qué tantas regulaciones!, ¡Qué los impuestos sofocan!, ¡Qué mis jefes!, ¡Qué esto!, ¡Qué aquello!...
Y muchas otras expresiones, incluso
frecuentemente inverosímiles, engrosan el refranero cotidiano que todos
conocemos.
Éstas, particularmente en las consultas empresariales, emergen como
argumentos de auto-boicot, más propios de tratamientos con el psicólogo que con
el licenciado en administración (de hecho, cuando crónico, hemos de trabajarlo
paralelamente).
Todo el refranero citado alude a
circunstancias, a lo extrínseco, a… “la culpa es de [otro]”.
Ellas, para la institución
(Estatal, Civil o Empresaria), se manifiestan en ámbitos contextuales, uno
macro, constituidos con variables no controlables y otro micro, que comprende
variables que, por proximidad y relación, aceptan que ejerzas algún grado
de control sobre ellas.
Es claro entonces, que tu negocio
o empresa, no escapa a la regla.
SABERLO NO OCUPA LUGAR, PERO...
Si bien la caracterización en
ámbitos contextuales facilita en parte la comprensión, incurrimos en un error
si creemos que la sola comprensión facilita la posibilidad de administrar la
circunstancia.
Si bien saberlo no ocupa lugar, debe ocuparnos, puesto que si identificamos la circunstancia con algún grado de detalle,
podremos anticiparla y, administrar nuestra relación con ella.
Comparativamente, la expresión:
“La misma agua hirviendo que suaviza una papa endurece un huevo”
es a la gastronomía, lo que la
expresión:
“la misma circunstancia que quiebra a una empresa estática, hace próspera a la empresa dinámica”
es a la administración.
En ambos, la clave está,
nuevamente, en que “se trata de qué estás hecho” o, valga para el caso, de qué
está hecho tú negocio o empresa.
¿DE QUÉ ESTÁ HECHO?
Para con este tratamiento,
sucintamente expreso, caben dos posibilidades:
Hecha de esencia estática:
Cuando tú negocio o empresa está
fundada en tu principal competencia, aquello que sabés hacer, es común que sólo
cuente con la administración en un solo plano, de cuatro posibles y necesarios.
A la administración de ese plano
la conocemos como operativa o rutinaria y
te la describo, simplificadamente, así:
Archivas
los papeles aquí, pagas los impuestos, sueldos, proveedores, etc. Liquidas jornales
y, haces compras y, …, así cada mes, en tanto se sostengan en movimiento
las operaciones.
Para ellas, la administración son
unos pocos contratados, hacinados en un cuarto y dedicados al papeleo, y entre
sus características destacan:
- Que esa sola imagen describe claras limitaciones que sobrepasan lo estructural hasta el punto de condicionar cualquier potencial de evolución de ese negocio o empresa;
- Que insignificantes circunstancias las golpean significativamente, o las quiebran;
- Qué están, claramente destinada a perdurar y, aún cuando lo tengan, les es impropio un crecimiento, expansión o progreso.
Hecha de esencia dinámica:
Por el contrario, cuando el
negocio o empresa se fundó en una principal competencia (core business), pero
ésta se subordinó a una administración integrada, la unidad institucional muestra otro semblante.
Ya que se trate de Estado, ONG o empresa, revela una evolución de sólo
administrar rutinas a sumar, inteligente y coexistentemente, la administración
de estrategias, tácticas y consecuencias, en un todo sistémicamente armónico,
que le otorga una ventaja diferencial sostenible, muchas veces independiente de
su tamaño.
Así, para cuando el negocio o
empresa estática interpreta sus ámbitos contextuales amenazantes y generalmente claudica ante ellos, la empresa
dinámica no sólo los interpreta como oportunidades sino que, incluso cuando la
amenaza es tal e inevitable, ya preparó las medidas defensivas y de protección,
según se encuentre fuerte o débil respectivamente, con las que evitar o diluir
el impacto y alcance.
¡ADVERTENCIA!:
Para quienes ya tengan a flor de
labios la poco original frase: ¡esto es
posible sólo en grandes empresas!, agreguen al
refranero precedente tal afirmación y, concurran con su psicólogo para atacar
el síndrome del auto-boicot, ante que éste les aniquile. Por lo que concierne
al negocio o empresa, nos vemos cuando quieran.
APROVECHATE DE LA CIRCUNSTANCIA
La ecuación inescindible de los filósofos “hombre <=> Realidad”, es para la empresa el estrecho diálogo sostenido, también inseparable, con su contexto micro y macro.
Ese diálogo importa una relación
que no pasa por el tamaño, sino por una administración consciente e integral,
que posibilite tornarlo armónico y funcionalmente sistémico, puesto que para el
hombre o sus instituciones, la circunstancia está allí, atravesando a todos por igual.
Que se constituya en amenaza u
oportunidad queda sujeto a tener una administración que sistémicamente la
contemple, tanto como la articule con los recursos cognitivos, materiales y
vinculantes que se dispongan.
Asegurate entonces de comprender:
- Que la realidad (circunstancia) sólo aporta estímulos (amenazantes o aprovechables);
- Que ha de ser el hombre, o las estructuras organizadas del hombre – sus instituciones – (Estatales, Civiles, Empresarias) la que establezcan, con esfuerzo propio, el equilibrio;
- Que para alcanzar tal equilibrio has de partir desde los motivos, propios éstos del ámbito intrínseco al ser o, para el caso que nos ocupa, a la institución misma;
- Que, insoslayablemente, tales motivos deben ser pertinentes con el propósito de aquello que administrás.
LO QUE PODÉS Y, LO QUE NO PODÉS HACER
Jamás
controlarás la circunstancia pero, siempre podés procurarte un lugar privilegiado de
observador, desde el cual captar las oportunidades y amenazas que la conforman.
Organizá
los datos que aporta, como información utilizable para validar tus supuestos
sobre: tecnología, política, economía, medio ambiente, cultura y, lógicamente,
algunas particularidades de tu sector.
Compará,
entonces, los hechos contextuales con tus competencias y recursos.
Permitite
una reflexión juiciosa, y el consecuente derivado de acciones inmediatas.
Cumplir tu
misión, sin el imperio del azar, requiere administrar con una estrategia acorde
a la circunstancia, de la que organizar tácticamente tus factores y, así,
operar consistente y productivamente para su logro.
Lo que no es opcional, es que sean suficientemente competentes y motivados para anticipar los escenarios y derivar, a tiempo, la mejor adecuación posible en su tránsito inexorable sobre la línea de tiempo o, la alternativa, es engrosar la tasa de mortalidad empresarial.
¡Buen provecho!
* Frase de ServiciosGOD
(Instagram), suscrita por Edgar LIRA.
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