La falta de pasión,
no es sinónimo de fracaso emprendedor. Pero tenerla, por sí sólo no garantiza el éxito.
PARA EMPEZAR
Retomando la actividad después del necesario
receso estival, aparecen como obligados los augurios, los buenos deseos y/o,
hasta infundadas apreciaciones de un futuro que nadie puede garantizar…; pero, ¡no
suman!
Lo aprendido en 2017, quizás por tratarse de un hecho consumado, estimule
más el reinicio y, al mismo tiempo, oriente mejor el norte de quienes aún no se
atrevieron o, incluso de uno mismo para con lo nuevo que en cada año se ha de
emprender o, aquello en lo que necesaria e ineludiblemente hemos de innovar.
Entonces, consecuente con lo dicho, transcribo
el aprendizaje que suelo transferir a la consulta que, con más o menos detalles, se repite en clientes que, refiriendo
a su percepción del negocio emprendido, dicen:
"¿Quiero saber si ese enfoque está bien, o debo ponerle más 'CALOR'?"
Respuesta Ejecutiva
Ponele el calor (pasión) que te de la
gana; siempre y cuando le pongás toda la acción que necesita.
Respuesta Fundamentada
La falta de pasión y/o enamoramiento,
no es sinónimo de fracaso. Pero tenerla/o, por sí sólo no garantiza el éxito.
Se le parece mucho a satisfacciones
instantáneas que nunca llegan a ser felicidad duradera, pero alegran. Del mismo
modo que impresiona a ese recurso extra (reacción exotérmica) que hace que
próximos a un fuego no falte calor, pero tampoco conforma un abrigo sostenible.
Cuantiosas son las ideas de negocios
que, cuando llevadas a hechos no resultan más que una emulación de
“amores de verano”. Euforias saciadas con actos tan ocasionales como
altruistas, que emocionan circunstancialmente pero, se pierden rápidamente en
la historia inmediata, sin dejar registros en la memoria colectiva.
Por su parte, los JUMBO/EASY, FACEBOOK,
APPLE, MICROSOFT, MERCADOLIBRE, y cientos de referencias más, incluso las
locales DIARIO SAN RAFAEL, Metalúrgica TASSAROLI S.A., PLASTIANDINO S.A.
Autotransporte ISELIN, etc., iniciadas en una cochera por jóvenes apasionados,
enamorados de una percepción (generalmente descabellada para la época y
circunstancia), también lo fueron; pero con la diferencia de que éstos si
recalaron en la memoria colectiva y trascendieron, con suficientes hechos, a la
generación que las originó.
La diferencia, al menos en parte
radicó, consciente o no, en que a sus promotores no les alcanzó con enamorarse.
Tampoco se dejaron encandilar por aduladores circunstanciales y, mucho menos,
se sintieron satisfechos con la excitante adrenalina de la pasión.
Es fácil con el diario del día
después, señalar ligeramente: “Si, pero ellos son grandes empresas y mi caso
(micro-emprendedor) es muy distinto”, abstrayéndose del sacrificio
ejemplificador que hizo de quienes algún día también fueron pequeños, los
gigantes de hoy.
Tal omisión del medio, destaca
entonces los extremos: “el loable significado de venir de una cochera” y, “el
brillo incandescente de la mega imagen actual, solvente y autosuficiente”, privando
la admiración y aprendizaje de la curiosa y rica cadena de fracasos y desánimos
superados, acumulados cuando gestaban el éxito del presente[1].
Al decir de Winston CHURCHILL:
“El éxito consiste en pasar de fracaso en fracaso sin perder el entusiasmo (calor, enamoramiento o, pasión)”;
sin embargo, si bien todos ellos
fueron consecuentes y dedicados, hasta el punto de interpretárselos como
fervientes apasionados, todos abandonaron el punto inicial de confort y
emprendieron acciones decididas para consolidarse en la conocida posición
empresarial actual.
La Evidencia Matemática
Para todo hay una ecuación que ayuda a
simplificar la comprensión. El caso no es la excepción y permitiéndome abordarlo desde la esencia más extrema digo:
Eo= 90%Ir + 10%Ao
Siendo:
Eo: Emprendimiento.
Ir: Improvisación
o riesgo.
Ao: Administrada
organización.
Pasado el tiempo y los hechos, la
ecuación evoluciona hasta:
Ea= 20%Ir + 80%Ao
Siendo:
Ea: Empresa.
Ir: Improvisación
o riesgo.
Ao: Administrada
organización.
La mutación de la función sobre
la línea de tiempo, es lo que el diario del día después no muestra, el ojo poco
entrenado tiende a simplificar o, la cultura de la inmediatez instala en el
plano de lo obvio aniquilando el recurso del análisis y, consecuentemente el
correspondiente aprendizaje.
Todos quienes impresionan exitosos,
dentro del marco de lo ético, a la pasión o enamoramiento lo formalizaron en
orgánica sistematización y, ya nada fue para ellos efervescente imprevisión,
sino, al menos en parte, consciente y sistémica “Innovación”.
Para cuando menguaron “calor” de ese
apasionamiento inicial, ya habían incorporado un procedimiento que lo
reemplazara y, suficiente inercia para involucrar sostenidamente en la causa
tanto a sus públicos internos como externos.
REFLEXIÓN CONCLUYENTE
Cuánto “calor” ponerle a tu negocio,
será algo que casi de manera intuitiva sabrás proporcionar.
Lo que no se manifiesta
intuitivamente, es la consciencia de aplicar competencias suficientes en el
momento oportuno para no entorpecer uno mismo la evolución emprendedora en su
curso hacia un destino que exhiba algún éxito o, cuando mejor, una sucesión sostenida
de estos (empresa).
Esta consciencia aplicada, resulta de
entrenarte y facultarte para administrar dos variables claves (entre tantas):
El tiempo y las decisiones. El primero, no es de tu dominio. Tenés una
vida e, injusto o no, desconocés su duración.
Pero, tus decisiones frente a
alternativos cursos de acción, incluso sobre cómo sacarle mejor provecho al
tiempo, están sí bajo tu exclusivo control y, valiéndote de ellas, podés
o no permitirte el coraje de aplicar tu esfuerzo a la idea concebida; único modo éste de dotar de energía realizadora a la pasión con que hayás
abrazado cualquier idea.
Para no olvidarlo, y mientras
construyo mis propias realizaciones, lo he dejado plasmado en mis escritos así,
aspirando a que también pueda inspirarte y servirte:
Es un producto Asesor empresarial de Gallart & Co.
“El DESARROLLO es inherente a las energías humanas más que a la riqueza económica”
Sólo si ADMINISTRAS ambos ¡Lo lograrás!
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