jueves, 31 de agosto de 2017

4 acciones esenciales para sobrevivir a tu propio éxito empresarial.

La administración del éxito, por pequeño que sea, puede reportarte singulares ganancias, o evitar un frustrante y ruinoso desastre.
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EL CONTEXTO


Esta fue la imagen de la semana que resume algunos de los casos recientemente observados y/o atendidos y asistidos en consulta, en lo que va del año.

Por lo que aquí me ocupa, este titular y su implícita invocación a la inescindible relación éxito/fracaso, particularmente es la réplica recurrente de múltiples historias emprendedoras que acuden a consulta y, de no tantas que se auto-resuelven y, resignadamente, se entregan a la extinción con el consecuente incremento de la tasa de mortalidad empresaria.

Mucho es lo que del éxito se habla. Un admirado amigo, comúnmente refiere a éste comentando:

“todos te celebran en el éxito, pero pocos, o ninguno, aprecia o aporta a la construcción sacrificada que te lleva hasta él”.

Yo, que siempre elijo aprender, más considerando el capital que para mí esto reporta, te caracterizo sintéticamente los últimos tres casos observados, dos empresariales y uno civil e, inmediatamente, te suscribo algunas de las medidas que utilizamos en mi disciplina para prevenir o evitar el desastre o la propagación del hecho en el ámbito empresarial.

Éxito emprendedor, ¿o la cimiente del desastre?

  • Una trayectoria de más de diez años en el mercado, en permanente crecimiento que, a primera apariencia de la nada, se ve amenazada por la decisión – y consecuente acción – de una poderosa empresa de quedarse con todo el mercado.
  • Un incipiente emprendedor, que de unas pocas ventas en la primer campaña, las triplica en la segunda campaña y sólo las duplica en la tercera campaña, pero a la vista de sus números absolutos todo parece auspicioso, cuando es fácil advertir que la tendencia es menguante.
  • Una institución civil que logra un gran éxito con una campaña de recaudación, tras encontrar un novedoso vector de ingresos, pero desoye las advertencias y, contra toda previsión, arrogantemente enfrenta una segunda campaña cuyos resultados son tan magramente sorprendentes como inexplicables, sólo para sus propios cultores.


Mucho tienen en común los tres casos. Incluso, por tratarse de sistemas complejos, estos tres cuadros anómalos resultan de particulares factores multi-causales.

Sin embargo, hay Una Causal que les es común a los tres: el ÉXITO.

El sólo hecho de una apertura comercial, un crecimiento sostenido de ventas, una caja de ventas que parece, circunstancialmente o periódicamente, resolver todas las necesidades, aportan una sensación de éxito que da confort y, en alguna medida relaja, incluso hasta la satisfacción.

Medidas preventivas

El punto es, y no quiero ser aguafiestas con esto, que el éxito, sobradamente comprobado, es la principal causal de fracaso, a menos que el portador de tal conquista asuma cuatro acciones necesarias y generalmente suficientes. A saber:

#1- Por saberlo efímero, se haya anticipado y amarrado a una sistemática estrategia de innovación;

#2- Por conocer su efecto búmeran, se haya previsto y aceptado una tan inmediata como necesaria readecuación y abandono de los procederes que lo hicieron posible;

#3- Por saberlo observado, se haya constituido en un sagaz observador del entorno circundante y; muy especialmente,

#4- Por saber que no es gratis, se haya presupuestado y tenga disponibles para ejecutar, en cuantía y calidad suficiente, recursos cognitivos y financieros con los que enfrentar las inevitables amenazas emergentes.

La sola inobservancia de estos preceptos, sumado a la intrínseca limitante que el propio emprendedor importa para su creación institucional (empresaria o civil) si no evoluciona holgadamente delante de ella, son causales determinantes de EXITOSOS FRACASOS, como muchos de los que conocés y seguramente, en alguna medida alguna vez protagonizaste.

Entonces, no constituyen estos preceptos argumento para que no vayas tras tu próximo éxito y, además, tanto vale el siguiente interrogante para el protagonista de la fotografía, como para tu propia historia emprendedora o institucional (empresaria o civil):

¿No es el fracaso sino otra instancia de aprendizaje que debidamente capitalizada te conduce al siguiente éxito?

Como sea, así como el aprendizaje está inevitablemente asociado al fracaso, existen suficientes casos de éxito para emular que, debidamente comprendidos y adaptados en circunstancia y escala, te permiten aprender con menos costo y más resultado de lo que importa aprender desde el fracaso.

¿Qué estás haciendo para construir tu próximo éxito o prolongar el actual, sin perecer en el intento?

Cuestioná tu éxito, si no te sale, escuchá humildemente a quienes te lo cuestionen; no hay un enemigo en ellos sino, por el contrario, quizás tu única oportunidad.


Nobleza obliga

Tras el titular sensacionalista expresado por INFOBAE, hay una historia de vida que debe ser respetada y de la cual, si querés saber más, podes enterarte AQUÍ.

Debo confesar que si el titular no hubiera referido a una actividad económica del sector comercio, no sólo no hubiera sido objeto de análisis sino que tampoco me habría llevado a pensar ¿Y qué tiene de malo una ferretería?; malo sería que el protagonista de la noticia delinquiera, en cualquiera de sus formas o, manifiestamente careciera de integridad.


Es un producto Asesor empresarial de Gallart & Co.

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* Imagen de INFOBAE.

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“El DESARROLLO es inherente a las energías humanas más que a la riqueza económica”
Sólo si ADMINISTRAS ambos ¡Lo lograrás!



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